Tumbes: Senasa y productores bananeros reguardan producción de 5 mil hectáreas de plátano

2081

SENASATras la detección del caracol gigante africano (Achatina fulica) a comienzos del año en el sector El Prado del distrito Pampas de Hospital, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria – Senasa y pequeños productores bananeros realizaron actividades de control para focalizar la plaga a 30 kilómetros de la ciudad y evitar su avance.

Los Servidores del Campo realizan faenas permanentes de colección de moluscos para reducir las poblaciones y proteger las 5 000 hectáreas de plátano convencional con que cuenta la región Tumbes.

Previamente, en una extensión de 20 hectáreas, especialistas realizaron el control químico a través de la fumigación de predios infestados con la aplicación de un producto químico (muloscosida) denominado metaldehído.

Estas acciones son fortalecidas con actividades de vigilancia fitosanitaria que comprenden la prospección  y monitoreo de zonas agrícolas, drenes y riberas, teniendo en cuenta que las condiciones climatológicas y los ambientes húmedos favorecen la aparición de este molusco, considerado como una las especies invasoras más dañinas el mundo.

La autoridad sanitaria ha anunciado que se intensificará la realización de charlas técnicas dirigidas a las asociaciones de productores, población, autoridades locales, estudiantes y profesionales de la salud, para lograr la erradicación de esta plaga de gran importancia económica para los aproximadamente ocho mil productores de Tumbes.

El caracol gigante africano, es una especie muy voraz que afecta numerosas especies vegetales, se alimenta de heces de animales muertos hasta de basura, resultando muy peligroso para la salud de las personas por ser portador de parásitos y transmisor de enfermedades.

Finalmente, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria recomendó a los productores  evitar el contacto directo con el molusco, realizando la colección del mismo, con las manos cubiertas con guantes de látex o bolsas de plástico, para luego eliminarlos en un recipiente con agua y sal o lejía. Una vez muertos enterrarlos en un hoyo cubiertos con cal.