El Peruano: Frambuesas de altura

Los valles altoandinos de Junín y Áncash son privilegiados para la producción de berries. Con una adecuada orientación profesional, las frambuesas pueden ser muy rentables para la agricultura familiar.

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Al huancaíno Percy Rojas Vélez, de 43 años, la aventura por sembrar frambuesas se la debe a una anécdota. “Hace cuatro años me invitaron una mermelada de frambuesas. Me gustó mucho, pero no encontré dónde comprarla en Huancayo, así que lo único que me quedó fue conseguirme 40 plantas y sembrarlas yo mismo”.

Fuente: El Peruano

Pero darse ese gusto por sembrar estos frutos de sabor agridulce y de piel suave no fue fácil. Le tomó un año buscar una variedad que se adapte a los 3,376 metros sobre el nivel del mar de Santa Rosa de Ocopa (provincia de Concepción, Junín). En esta zona al este de la Cordillera Central de los Andes, las temperaturas bajan hasta los 5 grados Celsius bajo cero.

Si bien el frío para este tipo de cultivo es fundamental, era necesario aclimatar las plantas para soportar y procesar las bajas temperaturas. A ello se suma su persistencia como agricultor para aplicar un manejo orgánico, amigable con el medioambiente, pues tenía una fuerte razón para ello.

Adaptación a las alturas

Cuando cumplió 30 años, a Percy le diagnosticaron una enfermedad grave y lo primero que hizo fue leer para aprender a mejorar su alimentación. Descubrió que este “fruto del bosque” es un antioxidante, fuente de proteínas, calcio, vitamina C y otros nutrientes. Estudios científicos demuestran que también ayuda para prevenir el cáncer de mama y de próstata.

Los plantones se adaptaron bien a Santa Rosa de Ocopa. Se utilizaron cubiertas de plástico para protegerlas del granizo, el hielo y la lluvia. Sin embargo, en el primer invierno empezaron a secarse y sus hojas enrojecían. Con un cultivo sano, Percy podía tener mayores posibilidades de negocio, pero las plagas serían un limitante para la comercialización; el productor no podría crecer como había planificado.

Entonces recurrió a los técnicos del Servicio Nacional de Sanidad Agraria – SENASA. Ellos decidieron enviar muestras a su Centro de Diagnósticos en Lima, donde se descartó la presencia de virus y patógenos. Los síntomas presentados en los plantones se debían al letargo o adormecimiento en el que entran durante el invierno. Además, no existían signos de insectos en el follaje.

Control biológico

Por recomendación de los especialistas, Percy decidió aplicar medidas preventivas, como trampas pegantes para plagas, así como controladores biológicos para enfrentar la pudrición de la raíz y ataque de gusanos. Dándole prioridad al control biológico (organismos vivos contra plagas y enfermedades), así como minimizando el uso de los recursos no renovables, le otorgó un valor agregado a su producción; así mejoraron la demanda y el precio en el mercado, en comparación con la explotación convencional.

Ya para la segunda temporada, su producción se multiplicó, razón por la cual en una junta familiar decidió participar en el mercado. “Yo era apicultor, vendía miel y tenía mis clientes. Les ofrecí las frambuesas y les gustaron; me las pidieron congeladas y frescas. Con mi familia pensamos que este fruto no se comía en Huancayo, pero el consumo es significativo. Tuvimos que aumentar la plantación a media hectárea”, cuenta.

Cuando criaba abejas, Percy lamentaba no tener control sobre ellas porque se dirigían a los maizales donde se aplican plaguicidas; muchas se intoxicaban y morían. Tuvo que llevar sus colmenas a un sitio lejano.

Mantenerlas a salvo fue una bendición porque ahora son una estrategia en su campo. “No he abandonado a mis abejas; gracias a ellas ha aumentado mi producción. Las traigo a mis tierras de frambuesas para que nos ayuden a la polinización y mejoran los frutos, crecen más y mejora todo”.

Para supervisar la sanidad de sus cultivos, personal del Senasa llega cada cierto tiempo hasta el predio de Percy Rojas, quien comenzó con cuarenta plantas; hoy tiene 500 metros cuadrados y ha decidido empezar a cultivar tres hectáreas de frambuesas, amparado en el control biológico y evitando siempre el uso de químicos.

Con su pequeña producción no llega a abastecer al mercado interno, y no piensa exportar. Dice que no tiene competencia y ha compartido sus plantones con colegas de Huánuco y Cañete. “Nos ayudamos; necesitamos que se produzca más porque hay demanda”, dice, soñando con un mercado fuerte de frutos de bosques peruanos.

Economía familiar

Senasa promueve la agricultura familiar manteniendo en vigilancia permanente las parcelas para evitar la presencia de plagas o enfermedades. En el caso de los campos de berries, cuando por vigilancia no se reconoce el hongo, bacteria o virus que afecte los arbustos, los especialistas envían las pruebas al Centro de Diagnóstico de SENASA en Lima (si un agricultor decide realizar pruebas por su cuenta el costo puede superar los 300 soles). Con este análisis se identifica al agente invasor y la posible solución. A la vez, se promueve el control biológico, al reducir la presencia de residuos y contaminantes en las chacras.

Senasa vigila permanentemente las parcelas utilizadas por las familias para este cultivo.